Imagen: Vista del acceso al vagón tradicional |
El principal problema del acceso a los vagones del tren, es la diferencia de altura entre el piso o suelo del tren y el andén. El segundo problema, es el económico en relación a la reposición de trenes por motivos de accesibilidad, que ha llevado a la creación de soluciones ingeniosas aunque alejadas de la accesibilidad universal.
Image: Vista del acceso al vagón adaptado |
En el caso del tren de cercanías en el que me encuentro, el desnivel se ha minimizado con un nuevo diseño de vagón, que reduce la altura del piso para permitir el acceso por tan sólo un peldaño. Al ser tan sólo una de las entradas al tren la que ha reducido su altura, el interior del vagón se ve obligado a disponer de dos niveles, para poder dar continuidad al recorrido interior del tren.
Imagen: Vista exterior del aseo adaptado señalizado |
En la zona rebajada, se han ubicado los servicios que ofrece este tipo de tren, que son aseo y máquinas expendedoras de bebida y comida. El aseo se encuentra señalizado y preparado para su uso por personas con necesidades físicas especiales, y las máquinas expendedoras tienen un diseño convencional.
Imagen: Vista interior del vagón adaptado con dos niveles comunicados por escalones |
Imagen: Vista interior del vagón con el espacio reservado para usuarios de silla de ruedas |
El espacio reservado a pasajeros consta de dos zonas diferenciadas: la rebajada o situada al mismo nivel que el acceso, que dispone de espacio para que viaje una persona sentada en silla de ruedas y cuatro pasajeros en asientos convencionales, así como un portaequipajes a una altura inferior a la usual con espacio y anclajes para transportar una silla de ruedas; y otra zona a nivel con el resto de vagones, con espacio para 12 asientos.
El desigual reparto de asientos en el interior del vagón, me hace pensar que los principios de accesibilidad universal y turismo inclusivo no son conocidos por sus diseñadores; y me planteo las siguientes preguntas: ¿por qué tan sólo hay un espacio reservado para viajar sentado en silla de ruedas? ¿Qué ocurrirá si viajan dos personas usuarias juntas? ¿Por qué la distancia entre el espacio reservado para el anclaje de sillas y los asientos más próximos, no permiten una conversación íntima y privada? ¿Por qué tan sólo se benefician 4 personas de los asientos con mejores condiciones de acceso al tren, y otras doce tienen que subir 4 escalones?
Y por último, quiero comentar la doble categorización del acceso al vagón, personas con discapacidad y bicicletas. Se han dispuesto tres aparcamientos para bicis en el vagón al que más cómodamente pueden acceder. En este caso parece que sí se ha aprovechado el hecho de que las actuaciones en materia de accesibilidad benefician a todos, aunque no deja de ser incongruente el reparto total de plazas realizado: 3 bicicletas, un pasajero sentado en su silla y 4 pasajeros en asiento convencional. Me parece que para ser el mejor vagón del tren, el porcentaje de usuarios es claramente mejorable ¿y a ti, qué te parece?
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