Numerosa participación de FEPAMIC en “Un Barrio para Todos”.

Trece personas posan ante la puerta de la Unidad de Día de FEPAMIC.
Imagen: Participantes ante la puerta de la Unidad de Día de FEPAMIC.

A las once de la mañana del día 18 de junio, comenzó una nueva actividad participativa del Proyecto un Barrio para Todos. Reunidos en la puerta de la Unidad de Día de FEPAMIC (Federación Provincial de Asociaciones de Discapacitados Físicos y Orgánicos de Córdoba), encontramos a 10 nuevos usuarios de la Unidad y de la Residencia FEPAMIC. Equipados con sillas, andador, metro, cámara, fichas de análisis y muchas ganas de participar, realizamos el análisis de las zonas más inmediatas a la asociación, en concreto la calle María la Judía en el tramo delimitado entre la calle Victoria Kent y María Montessori.
La accesibilidad de esta zona es especialmente importante porque desde ella hay acceso a tres asociaciones de personas con diversidad funcional: ACPACYS (Asociación cordobesa de parálisis cerebral y otras afecciones similares), Down Córdoba, y la Unidad de Día de FEPAMIC.

Decidimos iniciar nuestro trabajo estudiando las características de las plazas de aparcamiento, ya que lo largo de toda la calle hay reserva de aparcamiento para las diferentes asociaciones. Al chequear la realidad con las fichas de análisis de la normativa adaptadas, comprobamos que ninguna de las plazas reservadas cumple las dimensiones necesarias para considerarse accesible a personas con movilidad reducida, podríamos decir que son plazas de aparcamiento convencionales que han sido señalizadas verticalmente o en el pavimento, según el caso. 


Cuestionario con croquis ilustrativos de las exigencias de la normativa para los aparcamientos accesibles.
Imagen: Ficha del cumplimiento de la normativa adaptada al proyecto Un Barrio para Todos. 

Dos participantes miden el ancho de una de las plazas reservadas.
Imagen: Participantes comprobando las dimensiones de las plazas reservadas.

Tampoco disponen de rampa o vado para poder acceder desde el aparcamiento a la acera, por lo que se ha recurrido a soluciones caseras, como la rampa que se ve en la imagen, que facilita el uso pero en absoluto permite la autonomía del usuario. 

Rampa de gran pendiente que salva el desnivel y ocasiona un riesgo para las personas que la usen sin ayuda.
Imagen: Plano inclinado para salvar el desnivel.

Los problemas de accesibilidad de las plazas de aparcamiento se ven en la práctica minimizados porque las furgonetas de transporte adaptado permiten el acceso posterior y proporcionan una alternativa al estrecho margen que queda entre plazas de aparcamiento, aunque no por ello desaparece la limitación al paso de cualquier usuario de silla de ruedas o bastones.

Entre furgonetas queda un espacio aproximado de 80 centímetros.
Imagen: Vista del espacio entre vehículos adaptados.
El otro gran problema persistente a lo largo de las dos aceras de la calle en análisis, es el mal estado del pavimento. Existen numerosas losetas sueltas que se mueven al caminar originando pequeños desniveles que dificultan el tránsito y pueden hacer tropezar con facilidad a las personas que caminan con ayuda de andador o muletas, o simplemente aquellas otras cuyo tono muscular hace que arrastren los pies al andar. 
Un participante pisa una baldosa que se levanta por sus extremos provocando un peligroso resalte de medio centímetro.
Imagen: Loseta despegada que se mueve al caminar sobre ella.

En cuanto a la accesibilidad para las personas ciegas o con resto de visión, hemos detectado que la calle carece de pavimento táctil indicativo de los pasos de peatones. Se da la circunstancia de que este barrio es recorrido a diario por personas invidentes que trabajan en la Residencia de FEPAMIC, a los que falta de accesibilidad de la zona les limita su autonomía personal.

El recorrido que hemos realizado ha sido breve pero intenso. Participantes como Javier se esfuerzan en señalar cada loseta que se mueve y levanta a su paso, lo que nos ayuda ser conscientes de que lo que para muchos es un detalle sin importancia, para ellos es un grave problema.

Como siempre, quiero agradecer la participación a los asistentes. Gracias a Pedro, Ignacio, Isabel, Manuel, Curro, Joaquín, Miguel Ángel, César y Javier. También a las dos personas de la residencia que se unieron a nuestro grupo por el camino, así como a Ramón, Amalia y Sebastián.


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